Corrían los 70’S, los Purple arrasaban y les tocaba gira por Japón. Allí les propusieron grabar un directo. Ellos no estaban muy convencidos de como iban a funcionar en un país, por entonces, tan exótico. Un poco a regañadientes grabaron los directos de los conciertos y se volvieron a casa con un cierto regusto raro. No pensaban que aquello fuese a funcionar, no porque los conciertos (con un público entregadísimo) no estuviesen a la altura. Más bien era la sensación de que aquello no saldría bien. Salir de gira y grabar directos no les cuadro. De regreso en los States cuando escucharon el disco, no lo podían creer, era genial y es de hecho uno de los mejores discos en directo de la historia.

































